El monumento a Juan Pablo II se situará junto a la Catedral, en el ángulo suroeste , justo delante del magnolio del Alfolí, donde estuvo la estatua de Martínez Montañés,obra del profesor y escultor Juan Manuel Miñarro. Este monumento en bronce, que ha materializado la Plataforma pro monumento a Juan Pablo II, se sufragará por suscripción popular. Se pretende que se inaugure el 5 de noviembre, día en que se cumplen 25 años de la primera visita del Papa a Sevilla y de la beatificación de Sor Á
ngela de la Cruz; si no, se inauguraría para la beatificación de Juan Pablo II.Aunque su emplazamiento tiene que ser aprobado, Francisco Valderrama, representante de los promotores, dijo que tanto la Plataforma como el cardenal consideraban que su sitio «es ese y no otro».El monumento, representará al Papa vestido de pontifical con la casulla que llevó en la beatificación de Sor Ángela. Tendrá una altura de 2,25 metros. El basamento, de 1,80, será de de piedra caliza procedente de la cantera de Cabra. Miñarro señaló que el Papa llevará en una mano el báculo apostólico y la otra tendrá actitud oferente, de entrega. Señaló que este monumento, «algo íntimo y cercano parecido al de Sor Ángela de Antonio Gavira, tiene que ser un referente devocional en Sevilla».Sobre su ubicación, Miñarro dijo que el monumento es compatible con el magnolio y comentó que el árbol está provocando importantes daños a la estructura de la piedra en la Catedral, y que parte del muro está enmohecido por su culpa.

Yo diría, con todos mis respetos, que no creo que sea muy razonable mandar a talar el magnolio del Alfolí para levantar un monumento. A quien sea y al que sea. Lo diga quien lo diga. Y lo haya hecho quien lo haya hecho. Y ese magnolio, como en su día lo fue el maravilloso ficus de Hacienda que tan mal final tuvo, tiene ganado su sitio y su emplazamiento en el patrimonio sentimental de la ciudad. Ni el magnolio es el enemigo de la estatua ni el propio espíritu del papa polaco aconseja una solución tan exigente como la que se apunta.
Por todo esto pido que se condene a la citada plataforma a no hacer leña de un árbol que, desde aquí, me niego a contemplar caído.
Debemos ser nosotros los primeros en defender su emplazamiento, cuidado, sanidad y verticalidad. Entendemos que ese árbol es un símbolo de la ciudad tan necesitada, en esa nueva avenida de verde y sombras. Ese árbol, es para Sevilla intocable. Tanto como la estatua que con todo amor y respeto a la memoria del Papa se le quiere levantar. La cuestión es: ¿por qué hacerlos incompatibles? ¿Qué ganamos en echarlos a pelear cuando ambos pueden complementarse tan bien como en su día formaron un único conjunto el magnolio y el monumento a Martínez Montañés?
Por todo esto pido que se condene a la citada plataforma a no hacer leña de un árbol que, desde aquí, me niego a contemplar caído.
Debemos ser nosotros los primeros en defender su emplazamiento, cuidado, sanidad y verticalidad. Entendemos que ese árbol es un símbolo de la ciudad tan necesitada, en esa nueva avenida de verde y sombras. Ese árbol, es para Sevilla intocable. Tanto como la estatua que con todo amor y respeto a la memoria del Papa se le quiere levantar. La cuestión es: ¿por qué hacerlos incompatibles? ¿Qué ganamos en echarlos a pelear cuando ambos pueden complementarse tan bien como en su día formaron un único conjunto el magnolio y el monumento a Martínez Montañés?
Es cierto que el proyecto presentado alcanza los cuatro metros. Unas dimensiones colosales para un hombre extraordinario. Pero entre esas dimensiones y otras más ligeras cabe todo un mundo de posibilidades. A las que, evidentemente, habrá que atenerse para que Sevilla no pierda su magnolio ni sea desleal con un Papa que marcó con su visita el espíritu romano de esta ciudad. ¿Puede rebajarse el pedestal? Claro que si. Y no se resentiría el monumento. Aquel Papa en Sevilla siempre estuvo a ras de tierra, no solo besándola cuando llegó. Sino bajando de su poderoso pedestal para acercarse a los sevillanos de a pié. Y así podemos verlo en Sevilla, en esa estatua que nos lo acerque aún más.